En la obra se narra la trágica historia de los hermanos
Doroteo y Cipriano Cano, ambos oriundos de esa comunidad y ex soldados del
gobierno federal de General Francisco Morazán Quezada.
Luego de un largo periodo, los Cano decidieron regresar a
Ilamatepeque, donde se llevaron una gran sorpresa al ver el fatal cambio del
puedo dominado en ese tiempo por Gervasio Lázaro.

Plantearon posibles reformas, y sugirieron la fundación de
una escuela, acto que no fue bien visto por los jefes del pueblo, quienes
respondieron con disgusto a la sugerencia, ya que conocían sus ideas
revolucionarias.
La superstición y la ignorancia de las autoridades,
origino que los Canos fueran condenados a morir por el simple hecho de haber
seguido los ideales de Morazán en el intento de trasformar las instituciones
sostenidas por la aristocracia y los sectores más testarudos de la iglesia.
Desde ese momento, los entrañables hermanos Cano, fueron
catalogados como brujos y fueron acusados de perturbar el orden conservador, al
ejercer la magia entre el pueblo y hacer pacto con el demonio, injuriando que
tenían la capacidad de convertirse en animales para abusar de los pobladores,
así como de introducirles tortugas a su enemigos para matarlos.
Como era de
esperarse, la acusación termino en un juicio en el que la única manera de pagar
el presupuesto acto ilícito era en el salón de fusilamiento, adonde murieron
con la frente en alto por la misma causa que asesinaron al gran paladín
centroamericano.
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